En momentos como los que estamos atravesando de asfixia financiera, y ante la crisis en la que estamos inmersos, y que muchas economías particulares están sufriendo ya, sí hay cautelas que las personas consumidoras debemos adoptar, y una de ellas es evitar a toda costa los minicréditos, los cuales para nada pueden ser la alternativa ante la falta de solvencia económica.

Un minicrédito es un producto sencillo y rápido que permite pedir prestada una cantidad de dinero, por lo general no demasiado elevada, a cambio de devolverla en un plazo máximo muy reducido  pagando unos intereses.

La forma de pago es a vencimiento, abonándose una cantidad total, intereses y principal. En muchos casos se permite el pago de intereses de manera anticipada, pero no es lo habitual.

A priori, puede parecer un producto interesante para determinadas necesidades, como imprevistos o situaciones sobrevenidas que requieren de cierta urgencia, pero conllevan riesgos que el consumidor debe conocer.

El peligro que acarrean este tipo de créditos es la facilidad con la que se pueden conceder, e incluso desde Consumidores Al- Andalus Málaga hemos detectado que muchas financieras aceptan clientes con impagos declarados, lo que deriva en una serie de riesgos entre los que destacan la morosidad y el sobreendeudamiento.

Se trata de créditos pequeños, con un importe máximo de 2.000 euros, y un vencimiento muy corto que no supera el mes.

Además, se caracterizan por su facilidad de acceso e inmediatez, lo que en estos momentos puede convertirse en un peligro.

En algunos casos el reclamo es la gratuidad en el primero de los préstamos, con un interés del 0%, y tener el dinero en la cuenta en menos de 10 minutos, pero el modelo de negocio de los minicréditos se basa expresamente en que el cliente repita operaciones.

A partir de ahí viene el segundo problema. El cliente no puede devolver el crédito y los intereses suben de forma desproporcionada.. Por esta razón, es vital que a la hora de pedir este tipo de créditos se tenga seguridad de que se podrá devolver la cantidad al término del plazo.

Son muchos los casos que al no poder hacerlo, el resultado final es que por cantidades muy pequeñas se entra en un grave problema financiero.

Los riesgos más comunes son el reclamo “coste cero”, el elevado coste de la operación, el peligro de impago, y las argucias empleadas por algunas entidades que basan su modelo de negocio en que los clientes repitan varias operaciones sucesivas, lo que acrecienta el endeudamiento del consumidor.

Pero además nos preocupa enormemente el interés elevado de este tipo de operaciones, y las excesivas comisiones por mora.

Cada vez más las entidades prestamistas ofrecen más facilidades, mayor rapidez y comodidad, y esta facilidad incita a las personas consumidoras a caer en la tentación de solicitar asiduamente financiamiento a corto plazo, lo que hace mermar aún más la economía familiar, ya resentida por los tiempos que estamos viviendo, con la firma de minicréditos con condiciones claramente abusivas, como comisiones de reclamación de deuda desproporcionadas o intereses de demora claramente usureros.

Por ello, nuestra recomendación es evitar minicréditos a corto plazo, y menos si es online, en cuya modalidad hay cierta desprotección para el consumidor, e intentar hacer una previsión de ingresos y gastos adaptando nuestra economía a las nuevas circunstancias, negociando con nuestro banco las condiciones de los préstamos vigentes, pero asesorándonos adecuadamente para evitar caer en un sobreendeudamiento, que merme aún mas nuestra economía familiar.

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